Recientemente la ONU, premió al chileno José Manuel Moller, CEO de Algramo, con uno de los reconocimientos más valiosos a nivel mundial, por la contribución a la reducción de plásticos. Así como a él, la premisa de acabar con el plástico de un sólo uso ha motivado a varios emprendedores y líderes ambientales, que ven la necesidad de reducir los envases plásticos, promoviendo la compra a granel o los modelos de retornabilidad.
Ese es el caso de REFIL, emprendimiento que partió justo antes de la pandemia, en 2019, impulsados por la convicción de que podían cambiar la forma en la que se consume los productos de higiene y limpieza para promover un mundo más sostenible. No ajenos al mercado y los acontecimientos mundiales, fueron “surfeando” con los tiempos. En 2020 su negocio se concentró en la entrega casa a casa; producto de la escasa movilidad provocada por el COVID, lograron crecer en la zona oriente de Santiago, llegando a tener unos 500 clientes cautivo. Al tiempo, sin embargo, evaluaron la posibilidad de dar mayor escalabilidad a su propuesta sumando a las empresas a su modelo de negocio y es ahí donde han encontrado un nicho de apoyo e impacto. Hoy en día cuentan con un amplio catálogo de productos líquidos concentrados en envases retornables y productos fabricados con material 100% reciclado. Así han logrado aumentar su impacto y valor, debido a que entregan a sus clientes trazabilidad y soluciones eficientes, simplificando operaciones, centralizando procesos y por supuesto aumentando el ahorro mediante la reutilización de envases, lo que a su vez permite reducir la huella de carbono.

Transformando procesos
En 2023 Refil se contactó con la constructora INARCO para realizar el suministro de productos de limpieza mediante su sistema de retornabilidad. Teniendo en cuenta que el envase más la etiqueta corresponden a un 15% del costo del producto, el margen de optimización es clave. Así partieron cambiando el formato de compra de productos como cloro, jabón, detergentes que generalmente se consumen en formato de botellas de 1 litro y doypacks. La transformación se basa en suministrar los productos en formatos al por mayor en bidones de 10 litros retornables. Para usarlo a cada persona que realiza el aseo se le entrega una botella aplicadora reutilizable debidamente rotulada. También se capacita tanto al personal de bodega como de aseo para que conozcan el modo de aplicación. Por su parte, los escobillones y rollos de papel higiénico, fabricados con plástico y papel virgen respectivamente, son reemplazados por sus símiles de origen reciclado.
Con esta transformación en los procesos se evidencian impactos financieros y medioambientales positivos. Entre los impactos económicos se redujo el consumo entre un 55% y un 65% para jabón y cloro a partir de la reutilización de aplicadores, ya que no se genera pérdida de envases y esto reduce considerablemente las mermas de producto. Además el envase aplicador recargable permite diluir correctamente los productos y evitar que se usen puros; y también, al generar un mayor control desde bodega se logra reducir las mermas por robo. A estos impactos, se suman los beneficios para el planeta. Ya que, a partir del ahorro en consumo, se dejaron de utilizar en promedio +50 envases de 1 litro de cloro y +19 envases doypacks mensualmente. Aparte en la reutilización de envases, se logró una tasa de reutilización del 32%.
Finalmente, hay otro impacto ambiental al cambiar los productos fabricados con papel y plástico virgen por versiones de material reciclado. Según Environmental Paper por cada kilo de papel reciclado que reemplaza al papel virgen se genera un ahorro de 8.2 Kg de CO2 y 80 litros de agua. Por lo tanto, pasar de un consumo de 57 rollos mensuales a uno de 30 rollos mensuales, dado el mayor gramaje del producto, permitió a INARCO ahorrar el equivalente al uso de 2570 litros de agua al año, la emisión 180 kilos de CO2/año y la tala de 6 árboles/año.

Este nuevo espíritu REFIL que cambia la forma de compra de las empresas, es también un cambio cultural aplicable a toda la sociedad. Y si muchos se suman a la reutilización de envases, todas las organizaciones podrían maximizar sus ahorros económicos y ambientales, logrando mover el modelo hacia la producción sostenible y el consumo consciente y así aportar a la lucha contra el cambio climático.