El estado tiene por objetivo, valga la discusión actual constitucional, la búsqueda activa del bien común. En esa búsqueda activa del bien común, el estado va estableciendo ciertas prioridades, dentro de las cuales una de ellas es el desarrollo sustentable del país. Pero no siempre fue así, el desarrollo no siempre tuvo ese apellido “sustentable”.

El desarrollo económico y de infraestructura ha sido, históricamente, cualquier cosa menos sustentable. Veamos un ejemplo muy contingente: hace unos años el símbolo de ciudades como Concón, Quinteros y Puchuncaví, era una compañía con una chimenea tirando humo. Antes eso era mirado como progreso, porque significaba trabajo, significaba acceso a nuevas oportunidades. La fundición Ventanas en Quintero se desarrolló como un polo industrial, porque era una intención de los alcaldes buscar esas inversiones y que llegaran las empresas, eso significa trabajo para su comunidad. En ese momento, ni el estado, ni el alcalde, ni los empresarios, ni probablemente tampoco la gente que habitaba estas comunas, miraron los efectos negativos que esto podría tener si no se hacía un desarrollo planificado, con aspectos ambientales importantes.

Desde entonces se ha ido avanzando, sobre todo a nivel internacional. En Chile tiendo a pensar que el tema tomó mayor relevancia a propósito de la organización de la COP 25, independiente de todos los problemas que hubo. A partir de ese evento la sustentabilidad pasa a estar dentro de las 5 prioridades de todos los chilenos (hoy en día la primera prioridad es delincuencia, seguridad, vivienda, etc; eso pasa, y es un ciclo por el que pasan los temas transversales que nos importan), llegó a instalarse dentro de las consignas importantes, pasa del décimo lugar a estar top five. Esa transición de prioridades hizo un cambio de switch en cómo el estado enfrenta la agenda, y también un cambio en como las personas enfrentan el día a día.

Entonces, el Estado, como ente garante del bien común, debe ser el impulsor de las líneas gruesas sobre las cuales el país puede continuar desarrollándose. Por eso están establecidos los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, claro, con un compromiso que toman los Estados en materia de sustentabilidad. Chile además es un subscriptor del acuerdo de París, tiene la obligación de ser carbono neutral al año 2050.

Se acaba de aprobar un proyecto de ley, que se impulsó en el gobierno de Sebastián Piñera, que es la Ley Marco del Cambio Climático y establece obligaciones para todos los organismos públicos, y para las instituciones privadas que están desarrollando las políticas públicas, para que en conjunto vayamos avanzando hacia un objetivo común que es parte de nuestro bien común: reducir nuestras emisiones hasta llegar a la neutralidad. Y con eso Chile, aunque sea un país chiquitito, pueda contribuir con su pequeña cuota para que el mundo no sobrepase los 1.5º de calor.

(Extracto del capítulo “¿Qué pueden hacer los municipios?” de nuestro podcast Lo Vimos Venir)

Diego Riveaux
Director de Sustentabilidad e Innovación de la Municipalidad de Vitacura

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