Por La Verdad Noticias

El aumento del nivel del mar está amenazando el patrimonio único de esta diminuta isla, conocida en español como Isla de Pascua y ubicada en el Océano Pacífico, a 3,700 kilómetros de la costa continental de Chile. Olas cada vez más fuertes están erosionando los petroglifos y los moai, las icónicas estatuas colosales de la isla que representan a los antepasados, así como las plataformas, o ahu, en las que éstos descansan.

Camilo Rapu, director del Parque Nacional Rapa Nui, señala algunos antiguos petroglifos empotrados en el borde de un acantilado erosionado. “Aquí ya hemos perdido piezas invaluables talladas en rocas».

Cabe mencionar que alrededor de 900 moai y 300 ahu fueron hechos a mano por descendientes de colonos de la Polinesia Oriental entre los siglos XI y XVII, lo que otorgó a Rapa Nui un paisaje incomparable.

Estas joyas arqueológicas están catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y representan el principal atractivo para el turismo, del que mayormente depende la economía de la isla.

Como otras comunidades isleñas en el Océano Pacífico, Rapa Nui enfrenta el impacto adverso del cambio climático, la contaminación por plásticos y otros desafíos ambientales, y está buscando soluciones innovadoras para abordarlos.

Para detener las olas, un dique fue construido en el sitio conocido como Runga Va’e. Entretanto, se discuten otras soluciones, como el uso de piedras más estables para anclar los petroglifos. Pero los isleños necesitarán hacer mucho más para adaptarse a los dos peores efectos del cambio climático: las inundaciones costeras y la escasez de agua.

Los manavai todavía se usan en la actualidad, pero debido a la falta de agua, el sistema es menos eficiente que en el pasado. Haoa combina el conocimiento tradicional con la ciencia para identificar nuevas estrategias para producir más y diversificar los cultivos. Sólo tiene un objetivo en mente: contribuir a la seguridad alimentaria de la isla.

Haoa está utilizando un sistema de recolección de agua de lluvia para los nuevos cultivos, que incluyen verduras y frutas que nunca se sembraron en la isla.

En el parque, no hay contenedores de basura. La comunidad rapanui simplemente espera que los turistas no produzcan residuos o que dispongan de ellos en los contenedores de reciclaje de los hoteles. Las bolsas de plástico ahora están reguladas en la isla y sus habitantes están tratando de cumplir con la prohibición nacional de estos artículos de plástico de un solo uso.

Chile produce 3.200 millones de bolsas plásticas cada año, y solo alrededor de 10% se recicla. La legislación, que entró en vigor en agosto, otorga seis meses a grandes empresas y dos años a pequeñas tiendas para que eliminen gradualmente el uso de bolsas de plástico.

Como el archipiélago de Galápagos en Ecuador y otras islas remotas, Rapa Nui no es ajena a la marea de plástico que afecta al mundo. Alrededor de 13 millones de toneladas de plástico se descargan en los océanos cada año y estos residuos llegan hasta los rincones más aislados del planeta arrastrados por las poderosas corrientes del mar.

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