La Pascua es una celebración festejada por muchas personas alrededor del mundo, en la cual se honra la resurrección de Jesús. También se le asocia al conejo de Pascua el cual deja a niños y niñas ricos huevos de chocolate. Sin embargo, su origen se remonta a celebraciones paganas que todo tienen que ver con los ciclos naturales.
Una vida en armonía con nuestro entorno
En Kyklos siempre manifestamos que trabajamos para movilizar junto a las personas una vida en armonía con nuestro entorno. Y en este entorno caben tanto las personas como el medio ambiente, por eso es que este vínculo es tan importante de recordar y de celebrar.
La mayoría de los pueblos han dividido los ciclos naturales en estaciones del año, en fases lunares, y en otros grupos y denominaciones. En este sentido, la celebración de la Pascua, además de una celebración religiosa, es una celebración de origen pagano (del hemisferio norte) en torno al equinoccio de la primavera. Es decir, que celebra la llegada de las flores y del renacer en general.
Esta idea, remontada a la actualidad y al hemisferio sur -específicamente a Chile-, también puede ser fuente de inspiración para celebrar la llegada del otoño y un periodo de introspección, de recogida y de espera. Tal como la resurrección es un símbolo de nacimiento, el otoño nos recuerda que este periodo forma parte de un ciclo natural y perfecto, del cual somos parte.
El aprendizaje sobre nuestro entorno nos permite evolucionar. Por esto es que al reconocer estos ciclos, al reconectar con ellos y con las necesidades de los unos y los otros, como también de la misma naturaleza, y al regenerar transformando nuestros hábitos en soluciones innovadoras, podremos avanzar hacia un futuro más sostenible.